Se cumplen 60 años del primer rascacielos de Río Cuarto
El 17 de enero de 1953 quedó inaugurado el Grand Hotel Río Cuarto. Con seis pisos y 60 habitaciones, fue el primer edificio de altura en el medio local. La historia de un símbolo de la arquitectura urbana.
En contraste rotundo con el presente, a fines de los años cuarenta sólo unos pocos edificios pasaban los tres pisos. Llamaban la atención por su porte y estilo, el Correo frente a la plaza principal, Tribunales, o bien el imponente Palacio Municipal, todos de carácter público. Frente a esa realidad, la construcción del Grand Hotel Río Cuarto revolucionó las formas edilicias de la época, a partir de sus empinados seis pisos, constituyéndose en ?el primer rascacielos de la ciudad?, el mismo que acaba de cumplir -en silencio- sesenta años desde su esplendorosa inauguración.
Fue el sábado 17 de enero de 1953 cuando el osado emprendimiento inmobiliario pasó a ser una de las ?postales? preferidas de los riocuartenses para hacer conocer ?el Imperio? a la distancia. Desde las columnas del diario ?El Pueblo? se vaticinó: ?Un acontecimiento social extraordinario será la inauguración del Grand Hotel Río Cuarto?. Y en efecto, lo fue. No sólo por los protocolos, también porque la ciudad necesitaba un hotel de ?primera categoría? y, sobre todo, un disparador del crecimiento edilicio. Si bien había otros hoteles, y con larga tradición en el rubro, la mayoría se amoldaban a viejos dictados, de atención y de edificación.
Fue en mayo de 1950 cuando se conoció públicamente el proyecto del próspero don Antonio Marich, el cual insumía una inversión de más dos millones de pesos; los planos fueron encargados a los arquitectos Cima y Azpilicueta, en tanto que la construcción fue confiada a la empresa cordobesa Ravazzola & Campisi. El prestigio de los profesionales garantizaba la seriedad del emprendimiento.
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Fue el sábado 17 de enero de 1953 cuando el osado emprendimiento inmobiliario pasó a ser una de las ?postales? preferidas de los riocuartenses para hacer conocer ?el Imperio? a la distancia. Desde las columnas del diario ?El Pueblo? se vaticinó: ?Un acontecimiento social extraordinario será la inauguración del Grand Hotel Río Cuarto?. Y en efecto, lo fue. No sólo por los protocolos, también porque la ciudad necesitaba un hotel de ?primera categoría? y, sobre todo, un disparador del crecimiento edilicio. Si bien había otros hoteles, y con larga tradición en el rubro, la mayoría se amoldaban a viejos dictados, de atención y de edificación.
Fue en mayo de 1950 cuando se conoció públicamente el proyecto del próspero don Antonio Marich, el cual insumía una inversión de más dos millones de pesos; los planos fueron encargados a los arquitectos Cima y Azpilicueta, en tanto que la construcción fue confiada a la empresa cordobesa Ravazzola & Campisi. El prestigio de los profesionales garantizaba la seriedad del emprendimiento.
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